¿Nos Dirigimos hacia una Economía sin Emprendimientos?

La Industria del Emprendimiento y el Surgimiento del Emprendedor Vebleniano

Introducción

El siglo 21 le pertenecería a Schumpeter, y al menos hasta ahora así ha sido: los emprendedores están, y se habla de ellos, casi en todas partes. Esto a pesar de los datos que indican que la calidad media de los emprendimientos es bastante baja (Nightingale & Coad, 2013) y aquellos de alto crecimiento son cada vez más escasos (Decker et al, 2016). Sin embargo, la excesiva entrada de nuevos actores al mercado parece ser contradictoria: si el fracaso es bastante probable y el éxito difícil de lograr, ¿por qué las personas se comprometen con la altamente riesgosa decisión de poner emprendimientos en marcha?

Las investigaciones han profundizado en numerosas explicaciones respecto a este fenómeno y todas tienden a converger en torno a causas psicológicas y estadísticas (Artinger & Powell, 2016). Solo recientemente una causa sociológica potencialmente importante para la entrada excesiva ha llamado la atención del mundo académico: el crecimiento de la Industria del Emprendimiento. Esta industria – enfocada en proveer bienes y servicios para ayudar a los aspirantes y actuales emprendedores a identificar y explotar oportunidades – crece rápida y masivamente, considerándose como impulsora de la actividad emprendedora, pero también como reductora de la probabilidad de éxito (Hunt & Kiefer, 2017).

Este documento no solo sugiere que la Industria del Emprendimiento juega un rol clave, pero poco apreciado, en la explicación de la excesiva entrada y la disminución de la calidad de los emprendimientos, sino que además ilustra los mecanismos mediante los cuales podría generar estos efectos. Nosotros sostenemos que la Industria del Emprendimiento ha hecho posible que surja el Emprendedor Vebleniano y tal vez ha contribuido a que se genere una economía sin emprendimientos. Esta industria mercantiliza, reproduce y masifica en el mercado la Ideología del Emprendimiento. Sus productos permiten que las personas formen parte del Emprendimiento Vebleniano, el cual aparenta ser innovador y estar orientado al crecimiento, pero que más bien afirma la identidad del emprendedor; todo esto incentivado por el consumo conspicuo de bienes y servicios orientados a dichos emprendedores. El Emprendimiento Vebleniano tiene un rango de beneficios (a corto plazo) para quienes participan en él, pero también conlleva a problemas sustantivos en el mediano y largo plazo. Socialmente hablando, una abundancia del Emprendimiento Vebleniano puede generar un abanico de resultados problemáticos y propiciar, en última instancia, una economía sin emprendimientos, que en apariencia es dinámica y emprendedora, cuando en realidad está repleta de ineficiencias y no tiene realmente la capacidad innovadora necesaria para impulsar mejoras productivas, crear empleos y propiciar el crecimiento económico.

Ratones por Doquier. Calidad de los Emprendimientos

Las descripciones más frecuentes respecto al emprendimiento tienden a enfocarse en compañías de billones de dólares (definidas como ‘unicornios’) y de rápido crecimiento (‘gacelas’). Sin embargo, estos emprendimientos exitosos son extremadamente escasos (Aldrich & Ruef, 2018). Si bien es cierto que los emprendedores juegan un papel importante en el desarrollo económico y en la transformación industrial (Schumpeter, 1911), también se hace cada vez más evidente que solo algunos emprendimientos tienen este nivel de impacto (Nightingale & Coad, 2013). La mayoría fracasan, terminando como ‘ratones’ marginales, de poco tamaño y bajo rendimiento: “marginal porque carecen de la ambición o la capacidad de crecer e innovar, tienen altas tasas de mortandad y casi no son contabilizadas en estadísticas o estudios académicos… de poco tamaño porque carecen de la mínima escala eficiente requerida para desempeñarse a la par con los grandes incumbentes de sus sectores e industrias… de bajo rendimiento porque su productividad y niveles de innovación son bajos y generan abandono de consumidores en vez de crecimiento económico” (Nightingale & Coad, 2013, p.130). Sin duda alguna que muchos emprendedores, dada la probabilidad de acabar como ratones, habrían corrido mejor suerte de no haber iniciado sus emprendimientos en primer lugar (Shane, 2008).

Pero más preocupante aún que la baja calidad del emprendimiento en sí, es el rendimiento decreciente en cuanto a la calidad de los emprendimientos observados recientemente en Estados Unidos – de acuerdo a datos existentes (Decker et al, 2016). Efectivamente, la calidad de los emprendimientos ha estado decayendo en las últimas décadas al punto que las ya escasas empresas gacelas que impulsaban desproporcionadamente la economía se han vuelto más escasas, a pesar de que más emprendimientos señalan, abiertamente, sus intenciones de crecer e innovar (Guzman & Stern, 2016). Por lo visto, los emprendimientos ratones están por doquier, excepto en la imaginación popular. La excesiva entrada y el fracaso de nuevos emprendimientos, características ya comunes entre ellos, es cada vez más habitual.

Fábrica de Ratones. La Industria del Emprendimiento

Ya que es un asunto tanto de interés político como de genuina mística conceptual, la excesiva entrada de emprendimientos al mercado ha recibido una atención considerable y se han propuesto tantas explicaciones valiosas (Artinger & Powell, 2016), que el presente formato resulta insuficiente para una revisión más detallada. Solo recientemente, sin embargo, la Industria del Emprendimiento y su impacto ha sido visibilizada.

La Industria del Emprendimiento es una amalgama de diferentes subindustrias enfocadas a la producción y comercialización de bienes y servicios que buscan ayudar a los actuales y futuros emprendedores a descubrir y explotar sus oportunidades. Dicha industria generó alrededor de US$ 13 billones en ganancias anuales en el 2014, creciendo un 12 por ciento anualmente desde la década del ochenta (Hunt & Kiefer, 2017). Hunt y Kiefer, al comparar a los individuos que consumen los productos de la Industria del Emprendimiento con no consumidores de esta, encontraron que si bien el consumo genera un aumento de emprendimientos, también genera una reducción en el desempeño y supervivencia. En otras palabras, los consumidores de estos productos son más susceptibles a iniciar emprendimientos de baja calidad, pues los productos de la Industria del Emprendimiento “aumentan la confianza de los emprendedores, reducen la percepción de riesgo y aumentan la creación de nuevos emprendimientos y las entradas a los mercados”. (Hunt & Kiefer, 2017, p. 251).

Bien podríamos pensar la Industria del Emprendimiento no como parte indispensable de varios ecosistemas de emprendimientos pujantes, sino como una Fábrica de Ratones: un subcampo dentro de una más amplia industria que produce y comercializa ideas de gestión (Abrahamson, 1991) que originan una forma particular de ‘producto cultural’ (Hirsch, 1972) que en última instancia crea emprendedores que están más próximos a convertirse en ratones de bajo rendimiento.

Emprendimiento Vebleniano

La Industria del Emprendimiento no solo produce más emprendimientos de baja calidad, sino que además incentiva y permite un cierto tipo de emprendimiento con estas características: el Emprendimiento Vebleniano. Para ello, la Industria del Emprendimiento se nutre de, y masifica, la Ideología del Emprendimiento. Esto permite que se comercialicen bienes y servicios enfocados a aquellos interesados en consumir de manera conspicua y participar del juego identitario y lograr resaltar su legítima pertenencia a la aspiracional categoría del ‘emprendedor’. El Emprendimiento Vebleniano difiere en esencia de los emprendimientos Schumpeterianos a los que emula y que tienen como horizonte la innovación, la tecnología y el crecimiento. Lamentablemente, y es a priori improbable, que el Emprendimiento Vebleniano alcance algún éxito, pudiendo solo obtener beneficios económicos a corto plazo que probablemente sean eclipsados por efectos negativos en el largo plazo. Dichos efectos positivos y negativos pueden con frecuencia reforzar y socavar tanto a la Ideología como a la Industria del Emprendimiento.

Comercializando Ideología. Ideología e Industria del Emprendimiento

La Industria del Emprendimiento se nutre de una ideología en particular para producir sus productos culturales y dotarlos de significado y valor. Esta ideología en particular es lo que podría denominarse como Ideología del Emprendimiento (Jones & Spicer, 2009), la cual constituye un modo de pensar y referirse al emprendimiento que incentiva la actividad emprendedora y la toma de riesgos como virtudes, al tiempo que glorifica al emprendedor y su contribución al progreso económico. Esta ideología se ha masificado y vuelto influenciable políticamente, contribuyendo a una exacerbada celebración cultural de la figura del emprendedor (Barbrook & Cameron, 1996; Shame, 2008; Guthey, 2004).

Esta celebración cultural implica que la identidad de ‘ser un emprendedor’ se ha vuelto socialmente deseable (Malach-Pines et al, 2005; Ulla & Jarna, 2013; Chiu, 2019) y la disponibilidad de productos orientados especialmente a los emprendedores posibilita usar el consumo para la construcción de la identidad (Du Gay, 1996). Ese consumo puede ser (y para muchos lo será) conspicuo (Veblen, 1899), vale decir, exhibido deliberadamente para que sea apreciado por los demás y así pueda ser reconocido socialmente. Esto permite construir la identidad de un emprendedor schumpeteriano motivado por la innovación, la tecnología y el crecimiento al consumir como ellos de manera conspicua, a pesar de que carecen de las habilidades o ideas básicas que se requieren.

Consumiendo Identidad. ¿Qué es un Emprendimiento Vebleniano?

El Emprendimiento Vebleniano difiere sustancialmente del Emprendimiento Schumpeteriano al que emula en términos de motivar y poner en marcha el emprendimiento, y en el uso de recursos empresariales por parte de los emprendedores. Este tipo de emprendedores no necesitan una oportunidad de mercado para emprender un negocio. Por el contrario, sustentan su emprendimiento en el deseo de una identidad emprendedora, por lo que a lo sumo necesitan acceso a los recursos necesarios para participar en el consumo que respalde su identidad. Es más, si bien ellos participan en muchas actividades que son ostensiblemente similares a sus contrapartes Schumpeterianas, el propósito de esas actividades es fundamentalmente diferente. Fundar un emprendimiento es una actividad simbólica que les permite participar de las actividades agradables del ‘tech set’ (Braithwaite, 1997; Beverland et al, 2010). El trabajo que realizan como emprendedores es, en cierta manera, casi placentera, cuando más bien es una manipulación simbólica y ritualista para afirmarse ante sí y ante otros, que son ‘verdaderos’ emprendedores, que trabajan con tecnologías de avanzada y que están incentivados por grandes visiones que buscan transformar a las industrias de grandes incumbentes (p.ej. Alvesson, 2013). No se requiere de un conocimiento acabado de la industria ni tampoco de un conocimiento tecnológico para salir airoso de una conversación o formar parte del estilo de vida tecnológico (Spicer, 2017).

Por estas razones es que los Emprendedores Veblenianos solo experimentan el éxito empresarial en contados golpes de suerte. Lo habitual es que su proceso sea más bien de permanente fracaso. Sin embargo, los Emprendedores Veblenianos aprenden, mediante el consumo de productos de la Industria del Emprendimiento, a reinterpretar las señales negativas del mercado como éxitos y no como fracasos (Becker, 1953): que están experimentando detrás de ideas nuevas, y no dejan que la adversidad o el miedo al fracaso los detenga.

Atrapados y heridos. Consecuencias a nivel personal del Emprendimiento Vebleniano

La participación en un Emprendimiento Vebleniano puede tener varios efectos positivos. Las personas podrían, por ejemplo, posponer decisiones de vida más importantes (algo así como un año sabático); evitar el desempleo al participar en una actividad aparentemente productiva; y evitar tensiones de identidad causadas por fuerzas estructurales que escapan al control individual (Spicer, 2017; Holt & Thompson, 2004; Cremin, 2007).

Por desgracia, también puede ser bastante perjudicial. El Emprendimiento Vebleniano tiene un alto costo, y depender del ‘amor al dinero’ (Mason, 2006) puede dañar los lazos sociales del individuo cuando se interpreta esa dependencia como un ‘síndrome de Peter Pan’ que le impide alcanzar la madurez y la independencia económica (Kins & Beyers, 2010). Las cargas psicológicas más recurrentes que genera el emprendimiento en las personas (Ucbasaran et al, 2013; Freeman et al, 2018) pueden exacerbarse si es que estas reconocen que emprendieron un negocio solo para aparentar y que carecían de verdaderas oportunidades de éxito. La transición hacia el empleo remunerado también puede ser dificultosa cuando las personas invierten demasiado en desempeñar su identidad emprendedora, y puede que ni siquiera sea posible, ya que los empleadores a menudo no valoran la experiencia empresarial (Koellinger et al, 2015; Kacperczyk et al, 2019; Baptista et al, 2012).

De qué están hechos los sueños. Bucles de retroalimentación

Las consecuencias que el Emprendimiento Vebleniano genera a nivel individual probablemente moldeen tanto el funcionamiento de la Industria del Emprendimiento como a la Ideología del Emprendimiento. Si bien las consecuencias son mayoritariamente negativas, bien podrían reforzar a la industria y a la ideología por medio de tres procesos. Atención Selectiva: cuando se seleccionan los resultados positivos de un emprendimiento y se les da un énfasis significativamente mayor que a la información más negativa (Zacharias et al, 1999). Pasar por alto fallas de información: ocurre por medio de un proceso de ignorancia voluntaria aprendida (Schaefer, 2018) en donde la Industria del Emprendimiento les enseña a las personas a hacer caso omiso o reinterpretar las consecuencias negativas u otras fallas como parte de la enseñanza para ser ‘verdaderos’ emprendedores. Dramatizar el desafío: puede ayudar a representar el emprendimiento de una manera más atractiva: como la ‘travesía del héroe’ (Campbell, 1949).

Las consecuencias negativas podrían también socavar la Industria y la Ideología del Emprendimiento. El aprendizaje acontece cuando experiencias negativas invitan a un individuo o a un grupo más amplio de personas a reflexionar sobre los beneficios inciertos del emprendimiento. La Des-legitimación ocurre cuando los esfuerzos por incentivar la ideología del emprendimiento fallan constantemente. La Salida forzada se produce cuando los individuos, al igual que los emprendimientos colectivos, continúan enamorados de las ideas de la ideología, pero no pueden seguir consumiéndolos porque carecen de los recursos y se ven forzados a ingresar al mercado laboral formal para poder vivir.

¿Hacia una economía sin emprendimientos?

Prácticamente no hay dudas que el Emprendimiento Vebleniano tiene beneficios sociales. Ha contribuido al crecimiento de la Industria del Emprendimiento. También ha absorbido el exceso de oferta de jóvenes altamente calificados que luchan por conseguir puestos de trabajos que satisfagan sus habilidades y expectativas; además, el crecimiento de la Industria del Emprendimiento ha aportado empleos para aquellos emprendedores que fracasaron y se encuentran desempleados. El incentivo al emprendimiento del cual participan los Emprendedores Veblenianos como parte de su identidad también puede aportar una reserva de ‘ficciones económicas’ que los Emprendedores Schumpeterianos pueden utilizar a su favor para atraer a trabajadores talentosos y conseguir la atención del público (Beckert, 2016). Para finalizar, efectivamente el Emprendimiento Vebleniano podría destinar a individuos sin habilidades, pero con un alto capital social, a puestos de trabajo (en sus propios emprendimientos) donde no impidan la productividad de otros – siguiendo la hipótesis del ‘idiota que mete la pata’ de August Vollmer (1936).

Sin embargo, las consecuencias negativas a nivel social que tienen los emprendimientos Veblenianos son evidentes y es muy probable que superen a las positivas. Todas reunidas, las consecuencias negativas pueden contribuir a una economía sinemprendimientos en donde los recursos y esfuerzos extensivos se invierten en actividades empresariales que parecen ser innovadoras y económicamente valiosas, pero que carecen de lo sustancial para contribuir significativamente al crecimiento económico.

Una economía abandona el emprendimiento por medio de cinco procesos interactivos: desilusión social; financiamiento gubernamental ineficiente; mala asignación de esfuerzos; estigmatización categórica de innovación y emprendimiento; y lento progreso tecnológico. La abundancia de emprendimientos Veblenianos puede generar una serie de desilusiones a nivel social respecto a la idea de emprender. Con los emprendimientos Veblenianos, una sociedad se puede percibir a sí misma como si estuviese repleta de emprendedores con iniciativa y orientados al crecimiento (Guzman & Stern, 2015), cuando la realidad es que gran parte de esta innovación y crecimiento no es más que un llamado de atención frívolo de parte de individuos que buscan ostentar prestigio. Incluso, es posible que se malgasten importantes recursos estatales para financiar la Industria del Emprendimiento en iniciativas (Acs et al, 2014), que en su mayoría son de tipo Vebleniano. Una abundancia de este tipo de emprendimientos – exacerbados y celebrados culturalmente – puede incentivar a que trabajadores calificados busquen empleo en ellos y se desmoralicen a causa de la improductividad, en lugar de trabajar para grandes empresas donde sí podrán especializarse y ser más productivos (Coad & Nightingale, 2014). En la medida en que los emprendimientos Veblenianos se hacen más comunes, existe el riesgo de que individuos capacitados y serios consideren el emprendimiento como un proyecto profesional ilegitimo y poco serio, lo que en última instancia generaría una estigmatización negativa (p.ej. Hudson, 2008; Vergne, 2012). Por último, la abundancia de Emprendimientos Veblenianos podría distorsionar el funcionamiento del capital semilla y contribuir a crear burbujas en torno a tecnologías sobrevaloradas, lo que puede ralentizar los progresos tecnológicos. Por desgracia, estás dinámicas son difíciles de detectar, excepto sus consecuencias: en una Economía sin emprendimientos, el emprendimiento estará en todas partes excepto en las estadísticas de crecimiento.

Conclusión

Solo recientemente la Industria del Emprendimiento ha concitado la atención académica. Este trabajo plantea que dicha industria merece mucha más atención, por lo que proponemos una serie de dinámicas teóricas para explicar cómo la industria ha hecho posible el surgimiento del Emprendimiento Vebleniano y cómo su abundancia amenaza a que la economía se quede sin emprendimientos.

Para evitar confusiones, aclaramos enfáticamente que no estamos sugiriendo que todo emprendimiento sea Vebleniano ni que la Industria del Emprendimiento sea la culpable. Por el contrario, nuestro propósito es entregar una descripción de una subcategoría de los emprendimientos que aparentan estar orientados al crecimiento. Saber el tamaño exacto y las tasas de crecimiento de esta subcategoría es de importancia para posteriores estudios empíricos, como lo son los procesos de consumo que permiten el desempeño del Emprendimiento Vebleniano; cómo (si es que pueden) podrían los emprendimientos de alta calidad involucionar en emprendimientos Veblenianos, y si sería posible distinguir en la etapa de financiamiento a las iniciativas Veblenianas de las de alta calidad a las que emulan.

Dejando de lado las advertencias y los temas para futuras investigaciones, las ideas presentadas en este trabajo generan múltiples ramificaciones investigativas. Fundamentalmente sugieren que malinterpretamos el emprendimiento cuando solo lo describimos como una actividad dirigida únicamente a propósitos productivos. Es más, las futuras investigaciones respecto a cómo aprenden los emprendedores, cómo fracasan en aprender y cómo aprenden a fracasar, se podrían beneficiar si comprendieran la manera en que la Industria del Emprendimiento ayuda a las personas a reinterpretar el fracaso y a participar en el aprendizaje distorsionado.

Con respecto a las implicancias prácticas, este trabajo propone tres. Primero, podría ser prudente reenfocar políticas que ayuden a emprender a personas más experimentadas y con más edad, que a jóvenes sin experiencia, pero excitables, que están más preocupados por desempeñar una identidad que les permita participar del mundo del emprendimiento. Segundo, podría ser importante comprender cómo las políticas interactúan con la Industria del Emprendimiento. Tercero, quizás sea momento para que los educadores empresariales se den cuenta de que todos somos a menudo cómplices de la comercialización de la Ideología del Emprendimiento dirigida a estudiantes que carecen de las habilidades e ideas necesarias para alcanzar el éxito empresarial, y que aún estamos a tiempo para que la educación enfocada al emprendimiento comience a desincentivar a algunas personas de perseguir el sueño empresarial que les han vendido.

Autores:

Rasmus Koss Hartmann

Copenhagen Business School

Dalgas Have 15, 2000 Frederiksberg, Denmark

André Spicer

Cass Business School, City University London

Anders Dahl Krabbe

Stanford University

Traducción: Francisco Larrabe (integrante de Equipo Editorial de Revista Heterodoxia)

Extracto. Texto completo en: https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3479042

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